martes, 17 de mayo de 2011

Séptima sesión de la Peña de Periodistas en Managua
Las diversas lecturas que  
puede tener un reportaje


Guillermo Cortés Domínguez

Octavio Enríquez y su premio “Ortega y Gasset” de “El País”, de España, monopolizó la séptima sesión de la Peña de Periodistas en Managua, aunque hubo otro personaje principal en esta amena tertulia nocturna en casa de Lesbia Espinoza: la comida. Dos tandas de tortilla española y de plato fuerte un arroz con carnes (pollo y res) y verduras, con pan y tortilla, te de Jamaica y bebidas gaseosas. Y en otro plano, como una sombra gravitando sobre nuestras cabezas, estuvo la terrible noticia de los colegas despedidos de El Nuevo Diario (END).

Fue el mismo Octavio, con su característica modestia, quien tan sólo al entrar, dijo que esta fecha era un muy mal día, y que así no se podía celebrar. Y es que él, aunque labora para el diario La Prensa (LP), guarda una identidad con END, porque ahí fue que se forjó como periodista. La mala situación financiera del diario, la posibilidad de que los empresarios del  Grupo Ortega Murillo-FSLN-Albanisa compren una parte de las acciones y tomen el control editorial, así como la posible venta del edificio de Carretera Norte para conseguir una inyección económica, fueron algunos de los aspectos conversados, de modo que si es lamentable y preocupante el despido de los colegas, lo es más aún, la posibilidad de que quiebre este diario y que se pierda una de las voces de crítica periodística más importantes del país. Sería un desastre. Aunque hay quienes no ven en END sino “antisandinismo” y “resentimiento”.

Estábamos Lesbia, Manuel Espinoza Rivera, Isabel Sánchez, Elsa Gómez, Moisés Rodríguez, Octavio y su esposa Lucía –quien también es periodista—, Mario Tapia y yo. Fuimos nueve los afortunados de esta noche en que sobre el tapete rodaron, extendiéndose, cada una de las cuatro entregas del memorable reportaje sobre el Comandante Tomás Borge Martínez, que hizo merecedor a Octavio del premio “Ortega y Gasset”.

Para el periodismo nacional, no sólo fracturado, sino polarizado, el reportaje de Octavio es controversial y difícil de analizar si no nos separamos de banderas partidarias, de lealtades ideológicas y de afinidades históricas, porque su trabajo de periodismo de investigación expone a una leyenda del FSLN, a uno de sus pocos fundadores sobrevivientes --oficialmente el único--, como un ser humano degradado que pasó de héroe a ladrón. Ya hace muchos años el sociólogo Silvio Prado publicó un artículo sobre el Comandante Borge, que tituló: “De paradigma a estigma”, que en ese entonces me pareció exagerado.

¿Lo ven como un reportaje?
Entre los recuerdos de Octavio en END, Danilo Aguirre Solís ocupa un lugar especial, pero también Ernesto Aburto, de quien nos contó cómo en una ocasión se perdió por varias semanas, y llegó tranquilamente al diario, con una desfachatez, como si no hubiera pasado nada. 

Octavio indagó entre los presentes sobre el extraordinario caricaturista Róger Sánchez, de Barricada, cuyos “Muñequitos del Pueblo” son tan conocidos, pero menos que sus caricaturas de “Humor Erótico”, que “El Alacrán”, de Pedro Xavier Molina, publica cada semana. “Debe haber sido un gran jodedor”, dice Octavio, y lo era, pero Róger aparentaba seriedad, era un observador minucioso de su entorno y lo que le llamaba la atención lo llevaba a sus dibujos después de haberlo analizado a profundidad. Era un analista. Un humorista muy serio.

Desde las filas partidarias ¿cómo se verá este reportaje? O, para comenzar, ¿lo verán como un reportaje? ¿Lo verán como una investigación periodística que demuestra, con pruebas, datos, evidencias e indicios diversos, que un adalid de la revolución se apropió de grandes extensiones de valiosas tierras urbanas en Managua, las vendió y se echó al bolsillo más de dos millones de dólares? Octavio pone al descubierto la sociedad entre el Comandante Borge y el diputado Mario Valle en una clínica previsional que hace un negocio con el INSS, pese a que como funcionarios estatales ambos, uno como Embajador, y otro como parlamentario, estaban inhibidos para ello. Tráfico de influencias, dirán los abogados.

Y por Róger llegamos a platicar cuál es la ubicación actual de los periodistas del diario Barricada (1979-1998) de aquél entonces: unos son críticos del gobierno, otros son sus voceros, otros están concentrados en sus trabajos, y otros se pierden en el anonimato. ¿Acaso no había solidez ideológica entre ellos? La respuesta está en la misma crisis de identidad del FSLN, un partido que no analizó las causas de su derrota electoral, que no revisó por qué de forma masiva el campesinado se incorporó a la guerra en contra de sus supuestos redentores; que tampoco debatió las razones de la caída del llamado socialismo europeo y la crisis que desató sobre la ideología socialista; y que no se ha ocupado de la apropiación ilegal de bienes públicos (“La Piñata”) y del enriquecimiento encubierto de muchos de sus dirigentes. El padre Fernando Cardenal, como Presidente del Comité de Ética del FSLN les envió tres cartas a los miembros de la Dirección Nacional, sobre este punto, y no le respondieron. Tuvo que renunciar. 

“La Piñata” y la caída del socialismo europeo
¿O los trabajos de Octavio Enríquez son vistos como no periodísticos? ¿Son considerados parte de una campaña del imperialismo yanqui para desacreditar a los líderes del FSLN? ¿Los ven como algo inventado, como sacados de la manga de la camisa de una derecha recalcitrante representada en el diario La Prensa?

Mario Tapia planteó la ironía de que los fotógrafos del desaparecido diario Barricada no tengan acceso a sus fotografías en el Instituto Histórico de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA) de la UCA. De acuerdo al Derecho de Autor, la obra realizada en condiciones de asalariado, le corresponde al  empleador, pero los derechos morales siguen siendo del autor, es decir, al ser publicadas, las fotografías deben llevar el crédito de quienes las hicieron. No obstante, aunque Mario no se refirió a ello, tengo entendido que la mayoría de los fotógrafos hicieron duplicados de buena parte de sus negativos, al menos los más valiosos.

Con sólo analizar “La Piñata” y las causas de la caída del socialismo europeo, podría bastar para que un grupo de periodistas se hubiera distanciado del FSLN, porque lo primero significa corrupción –que paga actualmente el pueblo al abonar cada año con sus impuestos a la deuda pública  interna correspondiente a las indemnizaciones a los dueños de propiedades confiscadas. ¿Cómo ser revolucionario y al mismo tiempo ser “piñatero”? ¿Cómo ser revolucionario y millonario? ¿Cómo ser revolucionario y convertirse en rico mediante actos ilícitos? Este hecho es como una bomba moral que estalló o implosionó al interior del FSLN, el cual, no obstante, no se vino abajo como las torres gemelas de Nueva York. Precisamente el reportaje de Octavio toca este aspecto tan sensible.

Carlos Marx y Federico Engels sostenían, como una de las piedras angulares de la filosofía materialista dialéctica, que las condiciones materiales de existencia determinan la conciencia social, es decir, que si vivís en la opulencia no podés pensar a favor de la clase obrera y de los campesinos pobres, más bien sus objetivos son los de seguir acumulando a costa de los trabajadores. Pero hay nuevos millonarios que insisten en sus discursos en que son revolucionarios. El marxismo ya se encargó de resolver esta cuestión, aunque algunos reclamen ambos roles pese a que son como polos opuestos. 

Los medios que dicen “la verdad” y los que “contaminan”
Otro factor de dispersión de los periodistas de Barricada fue cómo se ubicaron frente al derrumbe del socialismo mundial, donde una camarilla de burócratas sustituyó al proletariado que supuestamente detentaría el poder. Esto devendría en que no es posible esa dictadura de la clase obrera en alianza con el campesinado, y tampoco el partido único, por lo tanto debe haber diversidad, lo que implica tolerancia y asumir y llevar a la práctica la Convención Internacional de los Derechos Humanos. 


Si dividimos a los medios de comunicación de Nicaragua en dos bandos, como dice la estrategia de comunicación del FSLN diseñada a inicios del 2007 por Rosario Murillo, todo lo que produzcan los medios no oficiales y sin ninguna afinidad con el Frente, serán ataques, manipulaciones, mentiras, canalladas, lo peor que uno se pueda imaginar, en contra de los impolutos y sacrificados líderes revolucionarios. Por lo tanto, desde esta perspectiva los reportajes de Octavio no tendrán ninguna validez periodística y serán considerados como una artimaña política de los enemigos de la segunda fase de la revolución.


Pero, desde la teoría, ¿son reportajes periodísticos los trabajos de Octavio sobre el Comandante Tomás Borge?, ¿cumplen con las condiciones del periodismo profesional?, ¿se trata de periodismo o de un artificio político? ¿Los trabajos de Octavio fueron premiados por el diario El País para darle una zancadilla al FSLN o porque lo merecen? 

También fueron mencionadas algunas “bromas” que en medio del rol oficial del diario Barricada se dieron el lujo de realizar algunos editores, incluso a costa de sanciones y hasta despidos, como una entrevista a Daniel Ortega publicada textualmente con todas sus interjecciones, silencios, dudas y hasta incoherencias; o una coletilla a un trabajo, también sobre Daniel, puesta para demostrar que uno de los editores no leía de cabo a rabo los materiales. Y la cuestión salió, y ese día llovió fuego desde la Dirección Nacional del FSLN.

¿Beato aunque apoyó a pederastas?
Independientemente de que siempre están presentes elementos políticos, los reportajes de Octavio son una lección de periodismo y quienes trabajamos como comunicadores en Nicaragua, estamos obligados a desentrañar sus claves, por ejemplo, las fuentes utilizadas, la diversidad de las mismas, que fueran consultados los personaje aludidos, y si se demuestran los hechos imputados al Comandante Tomás Borge; y, por otro lado, la escritura de esta historia, sabrosa, amena, bien enlazada, con predominio de la crónica periodística que a veces se confunde con la literatura.

La beatificación del Papa Juan Pablo II, hizo recordar aquél momento de su primera visita en que nueve veces ordenó “Silencioooo”, a la rebelde multitud que lo acosaba con la consigna “Queremos la paz” y la respuesta, “La Iglesia es la primera que quiere la paz”. También se mencionó su posible responsabilidad en ocultar casos de pederastía, como el de un obispo suizo.

Octavio nos adelantó el programa que le esperaba en Madrid, donde en la entrega de los premios “Ortega y Gasset” estarían el Nobel Mario Vargas Llosa y la plana mayor del “El País”, pues, además, ese día el diario cumplía 35 años de vida, y, como se sabe, jugó un papel destacado en el restablecimiento de la democracia. Por primera vez los periodistas y escritores de izquierda pudieron publicar sus opiniones en un diario, lo que fue todo un suceso en la España después de Franco.

Adicionalmente se planteó una inquietud sobre la lotería digital que recién comenzó a funcionar, en el sentido de si cuenta con el visto bueno de la Lotería Nacional. Seguramente los más interesados en este asunto jugarán algunas cantidades de dinero nada despreciables, y querían asegurarse de que no los vayan a estafar, como a los de “Agave Azul”.

Se puede elaborar reportajes
Si un periodista se lo propone, todo es posible, sostiene Octavio, para quien el secretismo oficial que prevalece en el gobierno central y en casi todo el Estado, no es impedimento para realizar periodismo de investigación. Claridad de objetivos, disciplina y constancia, así como una buena dosis de valentía para no temerle al poder, son las claves para dar en el blanco y poder reconstruir en detalle un hecho con muchas y diversas fuentes, que es en última instancia un reportaje.

Lesbia, quien hacía apenas unos días había regresado de Europa, debió guardar los relatos que nos tenía sobre su viaje a Francia y Austria, que quedarán para la próxima sesión de la Peña de Periodistas, que será en el Barrio Riguero, en la casa de Manuel Espinoza Rivera el próximo 27 de mayo, a las 6:00 p.m.


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