jueves, 29 de septiembre de 2011



EL ORÁCULO DE LA EMPERATRIZ… 
UN LIBRO NECESARIO










Juan Centeno

Guillermo Cortés Domínguez es un escritor de infinitos recursos. Le sobran las ideas y motivaciones para sentarse y teclear con entusiasmo un ameno relato. No obstante, si solamente dependiera de eso, estaría en la categoría donde permanecen muchos narradores clásicos de la literatura nicaragüense. Guillermo ha desarrollado en los últimos años una interesante forma de hacer novelas a través de una intrincada mezcla de situaciones históricas, ficción, humor y el ingrediente principal que podríamos llamar la nicaraguanidad. En su novela anterior “Huérfanas de la Guerra” (2009) la historia comienza antes de la historia, o mejor dicho la novela empieza antes de la novela cuando vemos al escritor Lucasio Frutos alias Guillermo Cortés viajando a ciertos lugares de Nicaragua indagando sobre la historia que sirve de plataforma a la novela, por tanto, se vuelve otro personaje más, el propio escritor, quien nos va relatando los pormenores en la trama de esa historia de los tiempos de la guerra de los 80. Con “El Oráculo de la emperatriz”, él utiliza el mismo recurso y así vemos que reaparece Lucasio Frutos en pleno Siglo XXI ahora para pintarnos el panorama de lo que han llamado la segunda etapa de la revolución sandinista. En la mayoría de las obras de Cortés Domínguez permanece latente el elemento testimonial como trasfondo de unión entre las mismas. Desde sus escritos iniciales como corresponsal de guerra, pasando por “De León al bunker” (2003) hasta ésta, su última novela, todas han sido, de una u otra forma experiencias vividas por el autor, o sea que a Guillermo o Lucasio, nadie le puede contar cuentos, él ha estado allí, adentro, en las entrañas del monstruo, por eso tiene un banco de historias muy rico que ha sabido utilizar en su numerosa producción. 

Al observar la portada de esta novela se lee un título principal y un subtítulo que viene a reforzar la idea para dejarnos más claro de que trata el asunto. Y es que Guillermo, como todo narrador pasa por ese momento de sufrimiento en la escogencia del título de la obra, eso no me lo imagino, así lo cuenta Lucasio Frutos en alguna de las 390 páginas de la novela. En relación a la trama, sobresalen dos bandos en pugna, el gobierno de Persisterino Banderas y los escritores. La historia misma es la recopilación de hechos recientes de la historia moderna de nuestro país, recreadas con sátira y buen humor. El lector podrá identificar estos eventos y a los mismos personajes, algunos con nombres alterados pero de fácil identificación. De tal manera, que al ir leyendo uno podrá ir desarrollando sus expectativas y descubriendo una gama de personajes archiconocidos de nuestro país. Por supuesto, quienes disfrutarán el triple serán los escritores, los poetas y narradores que verán retratadas muchas anécdotas y eventos de nuestra historia reciente.

Esta obra, se convierte en un libro necesario desde el punto de vista en que se vuelve una fotografía de un fenómeno social reciente, la segunda etapa de la revolución sandinista, ahora sin el brillo de lo que fue en los 80, y más aún, sin ese 90 por ciento de escritores que fueron casi la imagen de la revolución. Por tanto se vuelve una referencia, ya es historia.

Aparte de los aspectos de su contenido, el autor ha utilizado una narrativa impregnada de humor que le da el toque primordial a la obra, y al mismo tiempo, siendo una novela, cualquier cosa puede ocurrir y los eventos pueden ser mera coincidencia con la realidad, pero todo lector sabe que no es así. Y Guillermo se encarga con su habilidad de narrador periodista de ofrecer hasta el más último detalle que nos convence de que él estuvo en la escena del crimen. Porque Guillermo conoció todo ese andamiaje político de lo que originalmente se llamó “sandinismo”, conoció mucha gente, vivió experiencias, y ahora felizmente tiene independencia como artista y como tal es sensible a lo que ocurre a su alrededor.

Otro elemento interesante para mí, es leer la descripción bien detallada de algunas escenas que muchos nicaragüenses nos imaginamos que ocurren en las altas esferas del gobierno, como por ejemplo el dilema de altos oficiales de la policía, reprimir o no reprimir, cumplir la ley u obedecer al líder del partido, criticar o voltear la vista a otro lado, y muchas otras cosas.

El personaje de Emperatriz, sobresale en la novela como por supuesto sobresale en el gobierno de Persisterino Banderas, y como Uds imaginan las decisiones se toman según las señales de los astros o en base a la respuesta del Oráculo. Ahondar en este asunto sería tedioso pues todos conocemos como funciona esto.

Confieso que me divertí mucho leyendo esta obra. Muchos amigos míos aparecen como protagonistas. Además es notoria la habilidad del autor al poner en boca de sus personajes, diálogos con tanto apego a ellos mismos, que de inmediato viene la escena a la mente. Es el caso del comentarista Tulio Gómez Gampos desde su programa radial “Desde la izquierda” que nos dice:

………………………………………….pag 235-236
El arresto de Tulio Anaye Bustillo quien con su elocuencia siembra el desconcierto en el oficial que lo llega a apresar, a tal punto que éste tiene que hacer una llamada para hacer una consulta.

………………………………………………………230
 El poeta Perry Metrie para evitar su captura tuvo que salir por el patio de su casa en Don Bosco tirándose las tapias. Ayer, me vi tentado de llamar al poeta a su celular para preguntarle si realmente vivía en Don Bosco, lo llamé y me confirmó el dato.
La descripción de un vecino que sale a averiguar curioso por qué la policía llegó al barrio me dejó estupefacto, nadie podrá evitar ver en su mente la misma imagen que a continuación aparece….

…………………………………………………228
Así va fluyendo la novela, con sus actores sociales, con sus desgracias, con sus alegrías, con Persisterino y Emperatriz, con el Coronel Vortex y sus asistentes, con sus flores y tarimas.

Yo sólo quiero finalizar invitándolos a su lectura, les va a gustar, independiente de la acera política en que se encuentren, y ojalá Lucasio Frutos no tenga que escribir la segunda parte de esta novela.

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Juan Centeno
León, Julio 29/2011.

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