Con la experiencia vivida en sus más de sesenta años, Justiniano Pérez reflexiona: “Como testarudos mediocres aceptamos trasnochadas posiciones y defendemos posturas conflictivas; mientras el tiempo nos consume, la realidad nos hunde quizá para llevarnos a lo más profundo y forzarnos un ascenso con mérito y esfuerzo justificado. Si las equivocaciones nos llevaron al abismo, la razón nos debe despejar el ascenso para alcanzar de nuevo la superficie y caminar al fin hacia lo alto donde residen los intereses nacionales y el ansiado bienestar común”.
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