Desde hace varios años acaricio la idea de realizar una investigación a profundidad sobre cómo lidia la población con los mensajes amañados, mentirosos, sesgados, manipuladores, engañosos, interesados, denigratorios y hasta malvados y perversos, tan comunes en el discurso cotidiano a través de los medios de comunicación social, de nuestra clase política. Cada quien dice lo que quiere según su interés del momento, sin importar principios, ni que se aleje de la verdad o que dañe a un tercero, lo que importa es llevar agua a su molino aunque mañana, por otra conveniencia del momento, deba decir otra cosa, a veces totalmente contradictoria.
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