Desde hace varios años es un secreto a voces en la comunidad internacional, que la mayoría de los guerrilleros de las FARC ha instalado sus campamentos en territorio venezolano, gracias a la generosa hospitalidad del Presidente Hugo Chávez. El gobierno de Nicaragua lo sabe, pero en la OEA, tras la presentación de las rotundas e irrefutables pruebas de parte del embajador colombiano, se plegó de inmediato a Venezuela, y es que el Presidente Daniel Ortega nunca podrá actuar independientemente mientras reciba anualmente cerca de 500 millones de dólares del estado venezolano, con el agravante de que ese dinero no pasa por el Presupuesto General de la República, y su manejo discrecional es una verdadera manzana envenenada.
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