El embajador ecuatoriano Francisco Proaño, que dirigiría la reunión extraordinaria de la OEA para escuchar la denuncia de Colombia, fue instruido por su Canciller Ricardo Patiño, para que impidiera a toda costa que se realizara dicha sesión, pero él no pudo, porque es un derecho de todos los países miembros llegar a exponer sus problemas con otro estado, y tuvo que dimitir. Esa orden que recibió revela que el Presidente Hugo Chávez y sus socios bolivarianos, estaban enterados de que son legítimas las pruebas y evidencias que presentarían los colombianos. La exposición del embajador colombiano Luis Alfonso Hoyos fue contundente, por la cantidad y calidad de las pruebas y evidencias.
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