Lo peor de todo es que ese discurso de la clase política se traduce en hechos que van incidiendo negativamente en la marcha de la historia, en nuestro caso, haciéndola tortuosa, llena de errores, corrupciones, trastocamientos institucionales y violaciones a los derechos ciudadanos, dificultando la existencia, posponiendo, una y otra vez, un legítimo y necesario proyecto nacional, y con ello, postergando el bienestar social: educación, salud, empleo, techo y ocio útil para las mayorías. En vez de ello, repetimos errores y navegamos en una barca que sólo se mueve en círculos.
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